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"Europa es el continente que más rápido se calienta". Ya no hay duda de ello, asegura Florence Rabier, directora general del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF, por sus siglas en inglés).

El análisis realizado por el servicio de la UE de cambio climático Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el estado del clima europeo es tajante: las temperaturas del Viejo Continente no dejan de subir. El informe, publicado en la madrugada del 15 de abril, refleja una tendencia que ya se intuía a principios de años. 

Dicen desde Copernicus y la OMM que su análisis de datos exhaustivo muestra un "llamativo contraste entre el este y el oeste" de Europa. Asimismo, confirma que se produjeron "inundaciones generalizadas en el año más cálido" en el continente. 

Estas se cobraron un total de 335 vidas y afectaron a más de 413.000 personas en toda Europa. El informe pone "especial atención" en los fenómenos extremos en Europa central y oriental relacionados con la borrasca Boris, que provocó inundaciones, víctimas mortales y daños económicos en Alemania, Polonia, Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Rumanía e Italia. Asimismo, menciona las inundaciones provocadas por la dana en la Comunidad Valenciana a finales de octubre.  

Según los datos recogidos por Copernicus y la OMM, el 30% de la red fluvial europea habría superado el "umbral de inundación alta" el año pasado. Además, el 12% se habría situado en el "umbral de inundación grave". 

Los contrastes de Europa

Mientras el oeste del continente vivió temperaturas cálidas y condiciones húmedas, el estado del clima europeo destaca la situación diametralmente opuesta del este, "extremadamente seca, a menudo con temperaturas de récord".

La población europea, aseguran desde la OMM y Copernicus, experimentó "un tiempo y un clima muy diferentes en función de su lugar de residencia". El contraste es "marcado" entre el este y el oeste. La zona oriental registró "condiciones secas, soleadas y extremadamente cálidas", mientras que el occidente se caracterizó por unas "más nubosas, húmedas y menos cálidas". 

Los "llamativos contrastes" entre subregiones europeas se manifestaron en variables climáticas, entre las que destacan la temperatura, las precipitaciones, la humedad del suelo, la nubosidad, la duración de la insolación, la radiación solar y el potencial de generación de energía solar. 

Además, insiste el análisis, "el contraste también se reflejó en la red fluvial europea, con caudales fluviales generalizados superiores a la media en Europa occidental e inferiores en la zona oriental".

La era de las noches tropicales

El estado del clima europeo destaca que, por ejemplo, en julio de 2024 el sureste de Europa vivió "la ola de calor más prolongada que se ha registrado". En total, fueron 13 días consecutivos de altas temperaturas que afectó al 55% de la región. 

Asimismo, Copernicus y la OMM aseguran que "los días de estrés térmico" van en aumento. El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) lo define como "la carga neta de calor a la que los trabajadores están expuestos y que resulta de la contribución combinada de las condiciones ambientales del lugar donde trabajan, la actividad física que realizan y las características de la ropa que llevan".

En concreto, en 2024 se registró "el segundo mayor número de días con estrés término y noches tropicales" desde que hay registros. De media, Europa vivió el año pasado casi un mes con "estrés térmico fuerte" y 12 noches tropicales. El sureste del continente, además, registró cifras récords en estas dos anomalías. 

Desde Copernicus y la OMM recuerdan que "el calor puede someter al organismo a un estrés en el que influyen no solo la temperatura, sino también otros factores ambientales como el viento y la humedad". Además, insisten, "las altas temperaturas nocturnas pueden afectar a la salud, pues apenas dan respiro tras el estrés térmico diurno".

Adiós a los glaciares

Estas altas temperaturas, tal y como muestran los datos recopilados en el estado del clima europeo, han provocado el retroceso de los glaciares en todas las regiones del continente. Asimismo, alerta el informe, los Alpes, situados en Europa central, es una de las zonas del mundo donde los glaciares retroceden a mayor velocidad. 

Retroceso de los glaciares de los Alpes desde 1970.

Según el análisis, los glaciares de Escandinavia y Svalbard —el archipiélago más al norte del planeta, situado en Finlandia— habrían experimentado este 2024 "sus mayores pérdidas de masa desde que existen registros", además de la "mayor reducción de masa anual de todas las regiones glaciares del mundo".

En concreto, su espesor medio se habría reducido en 1,8 metros en Escandinavia y 2,7 metros en Svalbard. Cabe recordar, además, que el pasado año fue el tercero más cálido jamás registrado en el Ártico —y el cuarto en sus zonas terrestres—. 

Asimismo, el estado del clima europeo destaca que, por tercer verano consecutivo, los termómetros de Svalbard marcaron temperaturas medias de récord. Y es que, recuerdan sus autores, "esta zona ha sido uno de los lugares de la Tierra que más rápido se ha calentado"

Renovables de récord

La cara B de este estado del clima europeo está en la generación de energía renovable. Como no todas las noticias podían ser malas, Copernicus y la OMM destacan que este tipo de electricidad alcanzó "un máximo histórico en 2024".

El 45% de la energía generada en el continente fue limpia, frente al récord anterior, conseguido en 2023, con un 43%. Esto, explican las dos entidades en su análisis, "refleja los esfuerzos de Europa para conseguir la descarbonización del sistema energético".

Porcentaje de la generación total anual real de electricidad en Europa, a partir de energía solar (amarillo), eólica (morado) e hidráulica (azul), en el periodo 2016-2024. Datos: ENTSO-E y Elexon C3S/CEPMPM

Son 20, además, los países en los que se genera más electricidad renovable que fósil. Entre ellos destacan España, Francia, Finlandia, Malta o Suecia.

Eso sí, el análisis europeo insiste en que "la generación de energía renovable y la demanda de electricidad son muy sensibles a las condiciones meteorológicas". Así, "el potencial climático de generación de electricidad a partir de la energía solar fotovoltaica refleja el contraste entre las condiciones del este (más soleadas) y del oeste (más nubladas)" del continente.