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"Se derraman más lágrimas por las oraciones atendidas que por las no atendidas". Esta frase atribuida a Santa Teresa de Jesús fue tomada por Truman Capote para el título de una de sus novelas, 'Plegarias atendidas', en la que trabajó durante años y que no se publicaría hasta después de su muerte. Y es la escritura de este libro y sus consecuencias lo que se pone en el centro de la historia de la serie 'Feud: Capote vs. The Swans' (estrenada en HBO Max), nueva propuesta de Ryan Murphy que retoma su antología sobre grandes disputas siete años después de haber firmado la magistral 'Feud: Bette and Joan' sobre la guerra de estrellas entre Bette Davis y Joan Crawford que tanto dio juego a la prensa amarilla del momento. Vuelven el glamur, el cotilleo y una producción exquisita que nos traslada a tiempos rutilantes, no necesariamente mejores pero sí fascinantes.
Capote era, además de un autor de incontestable calidad y celebridad por novelas como 'Desayuno en Tiffany's' y 'A sangre fría', un invitado excelente para las fiestas de la alta sociedad neoyorquina. Sus ácidos comentarios y sus siempre interesantes cotilleos lograban la atención, la risa y el asombro de todo aquel que se reuniese con él entorno a una cena. Era el complemento perfecto para cualquier velada y también un confidente que era mejor tener como aliado que como enemigo. Él, sin embargo, no pertenecía por cuna a esa alta sociedad de la ciudad sino que se había criado en una granja de Luisiana y se había ganado con su carima un puesto en la mesa, sobre todo de mujeres que encontraban en él a un amigo homosexual en quien confiar. Esas eran sus cisnes, a las que el tráiler de la serie las nombra como "las amas de casa originales", en referencia a las Real Housewives de los realities americanos: mujeres ricas y populares con muchos salseos.
Entones llegó el conflicto de intereses: de un amigo se espera discreción y de un escritor, que escriba. Y Capote traicionó la confianza de sus cisnes al escribir 'Plegarias atendidas', la que prometía sería su obra maestra. Como vemos en la serie, el autor estaba ahogado por las deudas y el miedo a haber perdido su genialidad y tiró de la fascinante realidad que le rodeaba para inspirarse. De este libro inconcluso (publicado póstumamente), de lanzaron varios capítulos como adelanto dentro de la revista Esquire: en 1975 'Mojave' y 'La Cote Basque' —el primero sería descartado para el libro y el segundo es el que se nombra al inicio de la serie como desencadenante— y al año siguiente 'Monstruos vírgenes' y 'Kate McCloud'. 'La Cote Basque' describía minuciosamente una escandalosa cena que había vivido junto a sus cisnes y aunque había cambiado algunos nombres era fácil identificar de quién estaba hablando.
El capítulo llegó a la alta sociedad como un huracán y dañó irremediablemente la relación de Capote con sus amigas, especialmente la que tenía con su preferida, Babe Paley (Naomi Watts en la serie), esposa de un jefazo del canal CBS, de quien aireaba secretos sucios de su matrimonio, como las infidelidades de su marido. Desde entonces, las puertas de ese mundo de élite se cerraron para Truman Capote y se inició una guerra de todas contra el escritor. "No hay nada en la naturaleza que finja quererte y luego intente matarte", justifica en la ficción Slim Keith, el personaje encarnado por Diane Lane que se erige como la cabecilla del grupo contra él. Otras, como C.Z. Guest (Chloë Sevigny) son algo más indulgentes.
Con estas cartas sobre la mesa (de momento, solo hay emitidos los primeros episodio) 'Feud: Capote vs. the Swans' parece proponerse contar no solo un jugoso cotilleo del siglo pasado, sino el dolor tan grande que provocó en Babe esa traición, aunque todavía está por ver qué nivel de profundidad alcanza esta segunda temporada por debajo de la capa más frívola y divertida que presenta. La anterior, 'Bette and Joan', lo hizo con maestría y sirvió como tratado de la misoginia de la industria de Hollywood y de cómo las mujeres eran obligadas a enfrentarse, además del edadismo que sufrían y otras cuestiones. Sí podemos afirmar que, por ahora, la temporada de Capote y sus cisnes deja buenas impresiones y no defrauda a nivel formal, ofreciendo un elenco apabullante (además de las actrices ya mencionadas encontramos a Molly Ringwald, Calista Flockhart y Demi Moore y a Tom Hollander poseído por el espíritu del novelista) y un diseño de producción exquisito.
Tampoco podemos quejarnos de la dirección, que corre a cargo Gus Van Sant ('Elephant', 'Mi nombre es Harvey Milk'), pero sí encontramos cierto problema en la ambición del guion (que firma Jon Robin Baitz, responsable de series como 'Cinco hermanos' o 'The Slap') por contar la historia con una narración fragmentada en líneas temporales que a ratos la convierten en caótica para lo poco que aportan esas ideas y venidas entre décadas. Aún así, este engorro se soporta fácilmente porque todo lo demás encandila: incluso aparece Jessica Lange en escena para interpretar, fantasmagóricamente, a la madre de Capote. Será al cierre de la temporada, que vamos a bebernos con gusto, cuando descubramos eso que nos quiere contar y quizás el personaje de esta actriz tenga la clave, pues la madre anhelaba esa vida de alta sociedad y acabó abandonándole para intentar alcanzarla. Y qué mejor conflicto hay que el de un genio atormentado por una madre negligente.
Nací en Wisteria Lane, fui compañero de piso de Hannah Horvath y 'Chicago' me volvió loco porque Roxie Hart soy yo. Tengo la lengua afilada, pero, como dijo Lola Flores, "me tenían que dar una subvención por la alegría".