La sucesión de Leo Messi y compañía asoma con garantía de excelencia

¿Llegará el gran referente del campeón del mundo en condiciones físicas óptimas a la cita de 2026 en Estados Unidos, Canadá y México? ¿Cómo será el panorama cuando Lionel no esté?

Las preguntas que un par de meses atrás preocupaban envueltas en la antipática incertidumbre, hoy parecen responderse con la fuerza de la evidencia. Lo ocurrido en cancha durante la reciente doble fecha de eliminatorias fue tan satisfactorio como contundente. Si lo realizado por la Selección Argentina en Montevideo despertó elogios variados, la goleada ante Brasil, el histórico “cuco” del continente, trepó hasta lo más alto.

Haber ganado así, cosechando la unanimidad que el universo del fútbol no suele entregar, empuja a darle rienda suelta a los sueños más ambiciosos. Cuatro goles, superioridad absoluta y fundamentos técnicos de primerísimo nivel construyeron, sin duda, una de las mejores actuaciones desde que Scaloni inició su ciclo arrollador.

Julián Álvarez tiene todo para perdurar en el máximo nivel. Humilde y brillante a la vez, es esencial

Las ausencias, por diferentes motivos, de Messi, Di María (ya retirado de la escena albiceleste), Lautaro Martínez, Lo Celso, Dybala y Montiel actuaron como obligatorio disparador de una propuesta con igual o mayor tenencia del balón y, por momentos, a más velocidad. Si jugar bien ya implica un gran mérito, hacerlo con rapidez aumenta la valoración. A los pases (la receta que muchos etiquetan como “la nuestra”) y aplicando una verticalidad demasiado dañina para la endeblez brasileña, lo que desarrolló en el estadio de River fue monumental.

Los reemplazos no sólo dieron la talla en dos pruebas exigentes, le agregaron su impronta a una identidad tallada con la esencia nacional.

ALMADA “TOCÓ” EN LA ORQUESTA CON TALENTO Y ABSOLUTA NATURALIDAD

El joven formado en Vélez, y por el cual ya han desembolsado mucho dinero, demuestra haber llegado a la “afamada orquesta” para integrarse de un modo natural.

Su participación fue en franco aumento hasta dejar en la atmósfera triunfal la sensación de que ya es uno más de la banda que se entiende a la perfección.

Es cierto que Giuliano Simeone, Facundo Medina, Nicolás Paz, Ángel Correa y Exequiel Palacios ingresaron con una tendencia favorable muy acentuada, pero la onda triunfal los cobija y los ayuda para que vayan soltando su potencial.

La clasificación para la cita mundialista se celebró con fuegos artificiales, aunque jamás estuvo en duda. El principal mérito tampoco fue haber borrado de la cancha a los de camiseta amarilla; la gran satisfacción se basa en la vigencia de un campeón que no se oxida.

El tiempo pasa sin piedad; por eso, que el voraz apetito de gloria se mantenga inalterable y que lo pueda sostener en el juego, resume la principal conquista. Podría desear y no lograr una continuidad como la que ostenta. Mantenerse tan alto es la medalla que ilusiona a todo el pueblo futbolero.

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Todavía falta bastante para el próximo Mundial y ojalá que Lionel pueda ser parte, pero tranquiliza y entusiasma que la sucesión de Messi y compañía asome con garantía de excelencia.

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